domingo, 1 de abril de 2012

La gran cruzada


Por: Mesias Guevara Amasifuen

La historia y la época actual nos indican, que el mejor recurso que tiene el Perú es el peruano. La gran mayoría de los peruanos trabaja pensando en la mejor manera de ganarse la vida y poder alimentar a su familia. ¿Cómo podemos creer que en el Perú no hay recursos humanos capaces, si somos un país milenario que ha enseñado al mundo y le ha dado tantas riquezas? ¿Cómo podemos olvidar que gracias a la papa domesticada por los peruanos se salvó a Europa de la hambruna? ¿Cómo podemos negar que en el suelo peruano, se han construido las obras hidráulicas más impresionantes que la humanidad haya podido ver?

¿Cómo podemos olvidar que en el Perú, antes de la llegada de los españoles, ya existían la hermandad y la trilogía andina, que caracterizan la buena conducta y las buenas costumbres de los antiguos peruanos? El peruano brilla en el Perú y en el mundo, cientos de científicos y profesionales triunfan en el extranjero. ¿Cómo podemos decir que el peruano es malo, si vemos como el humilde campesino recorre sus tierras esquilmadas con los bolsillos vacíos, haciéndolas producir pese a todo para sostener a su familia? ¿Qué decir del minero que soterrado en un socavón trabaja pensando en sacar adelante a los suyos? ¿No hacen lo propio, es decir, denodados esfuerzos, el ingeniero, el profesor, el médico, el policía y el obrero, que dan su vida por la Patria?

En el Perú, existe una gran reserva moral. No permitamos que algunos medios de comunicación, a través de sus agentes, nos estén machacando diariamente la cabeza con mensajes negativos, que lo único que consiguen es hacer que baje la autoestima del peruano. Tenemos que hacer reformas profundas, sobre todo orientadas a consolidar el sistema democrático, haciendo que sea cada vez más participativo y representativo. Tenemos que hacer surgir la esencia del peruano que fundamentalmente es creativo, innovador, trabajador, luchador y de espíritu noble. Desterremos de nuestras mentes el pensamiento de que el peruano es malo. Hay malos, pero los buenos somos muchos más.

Definitivamente, hay grupos interesado en hacernos creer que todos los peruanos somos débiles mentales, que somos ociosos, que somos ladrones, que somos incultos. Cuánto darían nuestros vecinos por tener nuestra historia, cuántos quisieran provenir de los Incas y no como muchos que provienen de los barcos.

Los males del Perú no están en los peruanos, los males están en el sistema corrupto instaurado y defendido por una minoría, interesada en hacernos creer que todos somos malos para luego poder justificarse diciendo “qué te quejas de mis malas artes si eres igual que yo”.

No olvidemos que lo mejor que tiene el Perú es su gente. La gran multitud espera que su clase dirigente, empresarial, intelectual, científica, universitaria y gobernante se ponga a la altura de las exigencias actuales, es decir, espera con esperanza ser liderados hacia un futuro donde las promesas sean una realidad.

El hecho que algunos integrantes de nuestra política sean parte de aquella “clase política torpe, oxidada y jodida”, no significa que los malos sean muchos más que los buenos. Lo que está sucediendo en nuestro país es que muchos peruanos de buena voluntad han dejado de participar en política, simplemente porque algunos dirigentes políticos de manera mal intencionada, se han encargado de ensuciarla. En estos momentos hay una costra que se opone al surgimiento de nuevos líderes, simplemente porque no responden a sus intereses subalternos. Cuanta más indiferencia haya hacia la política, menor será la participación de los buenos ciudadanos y eso no hay que permitirlo.

Los peruanos de buena voluntad, que son muchos más que los malos, se han visto obligados a retroceder y lastimosamente han dejado vía libre a los malos, que son pocos y que quieren aparentar que son muchos. Los malos han hecho una alianza malévola con algunos medios de comunicación y con ciertos grupos mercantilistas que se hacen llamar empresarios.

La tarea es de todos los peruanos, y en especial de la juventud honrada, honesta, trabajadora y preparada que es numerosa. Es importante que la juventud y los sectores postergados decidan participar en política. Debemos romper el paradigma que nos han impuesto, haciendo que la buena gente peruana decida participar en política. Hasta cierto punto el pueblo tiene sus razones para considerar que la política es estéril y gangsteril, incluso nos han hecho creer que para participar en política hay que tener malas costumbres. Muchos hacen una analogía Político=Ladrón. Tenemos que desterrar con probidad y con el ejemplo tales “primicias” que de manera sistemática se ha sembrado en la mente de los peruanos.

Seríamos necios, si pensáramos que todo es color de rosa. Decir que todo está bien, que todo está de maravillas, no corresponde ciertamente a los hechos, máxime cuando los indicadores sociales son penosos, los índices de pobreza y extrema pobreza son alarmantes, como que el 33.8% tiene problemas de salud mental. Son asimismo desalentadores los índices de analfabetismo, mortalidad infantil, debilidad educacional, escasez en el acceso a las condiciones mínimas de vida, toda esta realidad cruda ha sido propiciada, cuando no creada, por un sistema de gobierno débil y cada día más debilitado por su visión incongruente del país.

El gobierno se ha deslegitimado y está de espaldas a la realidad. Podemos ver dos caminos totalmente diferentes y están en paralelo: uno que sigue el gobierno y otro que sigue el peruano. Al peruano poco o nada le importa lo que pasa con el manejo de la cosa pública. Cual líneas paralelas, estos caminos no se cruzan sino en el infinito donde seguramente no existe ningún peruano.

El peruano es lo mejor que tiene el Perú, el peruano ha de ser la base de la recuperación moral del país. Muchos son los peruanos exitosos, muchos los que construyeron nuestra cultura milenaria, muchos los que levantaron la patria después de la infausta guerra con Chile. Solamente los peruanos habremos de erigir el Perú en una Patria Grande. Entre los peruanos están aquellos que tienen la capacidad de ver el éxito donde otros no lo ven, están también los que tienen la capacidad de predicar esperanza donde otros destilan odio, están los que tienen la capacidad de tener un espíritu más rebelde que inconforme, porque inconforme puede ser cualquier mortal, pero más serán los peruanos de corazón, aquellos que actúen convencidos que las posibilidades del Perú son mucho más grandes que sus problemas.

Ha llegado el tiempo para los que tienen capacidad de nadar contra la corriente. Es tiempo de los que no tienen temor de andar y sentirse solos, de aquellos que sin reticencia se entregan a la prédica de las buenas costumbres, con el ánimo de construir más que destruir, de aquellos que son capaces de admirar y soñar con un Perú renovado y formado para la posteridad, de aquellos que sufren y que pueden llorar pero que nunca se rinden por alcanzar la victoria, de aquellos que sueñan y comparten sus sueños de amor por el Perú y su gente, de aquellos que simbolizan la peruanidad, de aquellos que son conscientes que hoy más que nunca es importante fortalecer la identidad nacional.

La lucha a continuar es grande, frontal, sacrificada y riesgosa, pero seguirá siendo librada por peruanos anónimos de buena fe, cuyas armas están en sus mentes y en sus corazones. A esta lucha con justicia podemos llamarla “la gran cruzada de la reserva moral”.

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