martes, 13 de febrero de 2018

Foro Transformación Digital


Planificar no es blasfemar


 
Por: Mesias Guevara Amasifuen
En nuestro país algunos que dicen llamarse “liberales” han convertido  la palabra planificación, en una blasfemia, a través de diversos medios de comunicación masiva, salen a desinformar ardorosamente el concepto de planificación, calificando con adjetivos como “estatistas” a los que impulsamos la planificación como un instrumento de dirección estratégica. Estos caballeros olvidan que el Estado debe ser promotor, regulador y protector, de nuestro desarrollo y crecimiento. Y que estas variables no son excluyentes, son fundamentales para luchar contra la desigualdad.
Si hoy sentimos orgullo por la existencia de un impresionante legado arquitectónico, agrícola, ingeniería, vial e hidráulico es porque en el Perú antiguo existió la “tradición planificadora”. En occidente el profesor Chandler desde Harvard impulsó la planificación estratégica como una herramienta moderna. Los que la han relativizado creen que es un aporte de la revolución rusa, olvidan que ellos hablaban de una “economía planificada”. Este concepto en el Perú antiguo existió, hoy conocemos sus frutos a través de obras de alta ingeniería y arquitectura.
Con esas enseñanzas los peruanos de hoy, debemos organizar nuestro presente y proyectarnos hacia el futuro, no hay que temer a la planificación pero si a la improvisación. Por ello urge transitar de la improvisación a la planificación, no podemos quedarnos expuestos a la dictadura del mercado, que hoy esta deslucido y totalmente desprestigiado, por la grosera manipulación que hacen los monopolios en las diversas actividades económicas, grupos mercantilistas actúan de manera audaz y en rubros muy delicados como el de medicamentos, telecomunicaciones, financieras entre otras. Ante la vista y paciencia de INDECOPI se han distribuido el mercado, hasta llegar a la concertación de precios.
CEPLAN debe tener mayor protagonismo, el gobierno debe darle los recursos necesarios para que impulse sus actividades sin la intromisión del Ministerio de Economía y Finanzas. Debe convertirse en el gran centro de información para el gobierno y el ciudadano de a pie, en el “Think Tank” que el Perú necesita, debe construir un CzRM ( Citizen relationship Managemet) para interactuar con el productor y ciudadano en general. Debe impulsar la construcción de una visión de futuro que sea compartida por todos los peruanos. Utilizar herramientas de prospectiva,  las tecnologías de información y comunicación.
La planificación como herramienta de la dirección estratégica debe ayudarnos a planificar nuestras diversas actividades productivas, económicas, sociales y deportivas.  La planificación es fundamental en las empresas, las naciones y en nuestra propia vida personal. Es fundamental sino caemos en la propuesta incompleta como proponer “diversificación productiva”, dejando de lado la diferenciación, lo que debemos impulsar es la “diversificación productiva con diferenciación”, para de esa manera generar una ventaja competitiva. Debe ayudarnos a hacer eficiente y eficaz la gestión pública, definiendo objetivos estratégicos que orienten a obtener resultados positivos. Modernizar el Estado significa optimizar el uso de los recursos para enfrentar las grandes necesidades de nuestro pueblo.
Planificar nos da el soporte para implementar con éxito los proyectos en el gobierno nacional y sub nacional, por ejemplo invertir con éxito en la reconstrucción del norte, el crecimiento urbano, el transporte público donde hoy impera el desorden, evitar el friaje y las inundaciones que se presentan todos los años afectando a miles de peruanos. La Planificación nos ayuda a luchar contra la corrupción porque impulsa la transparencia en el uso de los recursos del Estado.
Planificar no es blasfemar, improvisar es  condenar al sub desarrollo a nuestra gran nación. Planificar es  generar bienestar social.    

lunes, 5 de febrero de 2018

Justicia Agraria

Por: Mesias Guevara Amasifuen (*)

El Perú es un país con una gran tradición agraria, los antiguos peruanos tuvieron la sabiduría de ampliar la frontera agrícola y de cultivar tierras, porque siempre ha existido “hambre de tierras”. Domesticaron muchas plantas entre alimenticias, medicinales e industriales, algunas de ellas como la papa que salvó al mundo de la hambruna, y la quina de la fiebre. Es impresionante el gran legado que nos han dejado, destacan el laboratorio de Moray en Maras, andenes en Puno, Cuzco y Arequipa. Sistemas hidráulicos como el Tipon en Cuzco, los acueductos y galerías filtrantes en Nazca, el canal de Raca Rumi en Lambayeque, el canal de Cumbe mayo en Cajamarca, sin embargo, no hemos sido capaces de protegerlo a través de patentes. Luis Valcarcel decía: “El Tahuantinsuyo fue una gran empresa donde no hubo hambre”. En contraposición, en el Perú actual las necesidades humanas crecen junto a la densidad poblacional, generando muchas veces desabastecimiento. Lo cual de por sí constituye una injusticia.
“La tierra constituye un instrumento de justicia”, que requiere mantener su equilibrio con el hombre y el agua. Ante ello es menester fortalecer las políticas públicas con el objetivo de apoyar el desarrollo de la agricultura en nuestro país. En estos momentos lamentablemente está olvidado y desatendido.
La actual estructura sectorial desde el Ministerio de Agricultura hasta los gobiernos regionales  no responde al objetivo de promocionar a esta importante actividad. Los agricultores de las diversas actividades están confinados a la subsistencia. El gobierno nacional ha trasladado a las regiones su burocracia y su planilla, las agencias agrarias están abandonadas no tienen la capacidad de respuesta para darle el apoyo decidido a los hombres y mujeres que viven de la tierra.
El agricultor requiere asistencia técnica, información sobre mercados, créditos, seguro agrario y apoyo en la comercialización. Así mismo el apoyo decidido en la construcción y modernización de la infraestructura como los canales de irrigación, vías de comunicación. Las sequias son duras, no menos inclementes las plagas y las heladas. El hombre del campo no encuentra eco en los diversos estamentos del gobierno, de allí que muchas veces acuden al reclamo beligerante.
En la cadena de comercialización el productor es el menos favorecido, los intermediarios son los que más se benefician, los costos de producción son altos y además son encarecidos por las pésimas condiciones de las vías de comunicación.
Es tiempo de consolidar la justicia agraria, los peruanos en general cada vez que llevamos un alimento a nuestra boca debemos recordar que fue cultivado por nuestros compatriotas del campo, no seamos indiferentes e indolentes con la situación que viven nuestros campesinos, que muchas veces es castigado por la caída de precios, por las heladas y las plagas. El gobierno nacional a través de CEPLAN debe mantener informado sobre las tendencias de los mercados, y evitar importaciones que compitan deslealmente con nuestros agricultores, recordemos que en otros países subsidian a sus agricultores.
La justicia agraria, también pasa por el desarrollo rural, creando un fondo de vivienda rural con el objetivo de elevar las condiciones de vida a través de una buena vivienda, mejorar sus escuelas con el uso intensivo de la tecnología de información y comunicación, construir represas y canales de irrigación estableciendo una política hídrica, ampliando la frontera eléctrica  dotando de energía trifásica, para industrializar su producción. Esto permitirá desarrollar la agricultura y consolidar la vida digna de nuestros hermanos y hermanas del campo.
(*) Presidente de Acción Popular
      Congresista de la República 2011-2016