domingo, 13 de noviembre de 2011

La respuesta de la codicia




Por: Mesías Guevara Amasifuen*

El viento sopla fuerte, dando fe de la altura cajamarquina. Las luces de los reflectores se abren paso en la oscuridad de la noche y el rugido de los motores de las máquinas frías dan a conocer su bravura al abrir heridas profundas en la Madre Tierra. El consorcio minero Minas Conga sigue avanzando en su afán de extraer el mineral del subsuelo, sin importar que allí este la fuente de vida, sus agentes trabajan sin cesar de noche y de día. Las inofensivas lagunas, esperan indefensas su triste final, ante la indiferencia de muchos y la ignorancia de otros.

El “Viejo Perol” esta angustiado y en silencio reflexiona y no encuentra explicación a lo que está viendo, así mismo se pregunta: – ¿Cómo el hombre puede destruir su futuro?, ¿Cómo puede destruir en poco tiempo lo que naturaleza ha construido en miles de años?

El viento susurra misteriosamente y le responde: – ¡Es la codicia!

– ¿Codicia? ¿Qué es eso? - Replica el Viejo Perol.

– “La codicia es el afán excesivo de riquezas, sin necesidad de querer atesorarlas”, -vuelve susurrar el viento-. Es que la codicia vuelve irracionales a los hombres, desleales, fríos y calculadores. Los codiciosos se mueven con ferocidad. Su lema es “el fin justifica los medios”. Crea el reino del miedo, de la traición y de la persecución. La codicia trae muerte y dolor.

No sorprende que en las últimas semanas hayamos sido testigos, una vez más, de la respuesta de la codicia. La respuesta ha llegado a través de reportajes interesados, de voceros oficiosos y oficiales, de periodistas que han perdido la objetividad y que se han convertido en portavoces inquebrantables, que haciendo gala de su poder llenan grandes páginas dominicales con artículos parcializados. Ha llegado también la esperada reacción mediante entrevistas parametradas, televisivas y radiales, en las que el entrevistador y el funcionario minero entrevistado terminan en un galanteo lleno de halagos y melosos piropos. Arriba a la audiencia, igualmente, a través de blogs anónimos y manifestaciones públicas y callejeras manipuladas. Los trabajadores mineros no solo son vejados con el maltrato laboral que reciben por sus bajos salarios y sus mermados derechos laborales, sino que además son obligados a participar y hablar en “manifestaciones espontáneas”.

Preocupa el silencio del Presidente Ollanta Humala. Preocupa la actitud “diligente” del Presidente del Consejo de Ministros, que en ejercicio de su cargo sale a decir “el proyecto va para adelante”, sin tener en cuenta que miles de cajamarquinos y peruanos en general tenemos sospechas técnicas y éticas sobre el manejo del proyecto Minas Conga. Preocupa que en la Región Cajamarca, a pesar de “la bonanza minera”, sigan campeando la pobreza y la desnutrición crónica. En pleno siglo XXI hay distritos, como Pion, que no tienen carretera, y para llegar a allí se tiene que caminar cuesta arriba entre 4 y 6 horas. Preocupa más, que miles de cajamarquinos sigan excluidos del mundo digital. Los altos representantes del gobierno nacional parecen desconocer que el analfabetismo llega al 17 % en la Región Cajamarca, donde hay niñas y niños obligados a caminar horas para llegar a sus clases, muchas veces con inevitable tardanza y con el estomago vacío. Preocupa que se pretenda ningunear a los que buscamos la verdad, que se pretenda presentar a los cajamarquinos como conflictivos, cuando en realidad defendemos la vida. Preocupa que el Premier salga a desautorizar públicamente al Ministro del Ministro del Ambiente, sin respetar la institucionalidad de su gabinete.

Cómo conservar las buenas formas, mientras el Ministro de Energía y Minas, no cumple con hacernos llegar de manera oficial el Estudio de Impacto Ambiental, documento solicitado en el acto de su presentación en la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República. Es inexplicable que la OEFA no fiscalice de manera contundente al proyecto Minas Conga, y que el director del ANA no rectifique lo que hizo su antecesor, haciéndose cómplice de un posible lagunicidio.

Entre tanto, no deja de llamar que la atención que Don Carlos Santa Cruz, alto funcionario de la Newmont, declare enfatizando que encuentra alentadoras las palabras del Presidente del Consejo de Ministro. Santa Cruz dice que las inversiones mineras en la Región Cajamarca alcanzarán aproximadamente a 15 mil millones, pero no dice que ese monto en su mayoría será destinado a la compra de maquinarias y activos para realizar la actividad minera. En relación al proyecto Minas Conga dice que la inversión será 4800 millones de dólares, pero no dice que esta suma será destinada a la compra de maquinaria y al financiamiento de las tareas propias de la actividad minera.

Extraña, entonces, que se enfatice el hecho de que en 19 años la Región Cajamarca, vaya a recabar por concepto de regalías entre 800 y 1000 millones de dólares por el proyecto Minas Conga y que, sin embargo, no se diga cuánto será la ganancia de Minas Conga y, claro, no se hable sobre los costos de producción, tampoco sobre la tecnología a utilizar y menos sobre el compromiso de respetar las normas internacionales. Santa Cruz no habla del costo de los pasivos ambientales que tendremos que cargar los cajamarquinos y peruanos en general, no dice que –al concluir las operaciones– el verdor de los humedales será reemplazado por tierras polvorientas, la hermosura de las lagunas que son fuentes de vida será reemplazada por la frialdad de reservorios artificiales llenas con aguas de dudosa calidad.

De modo similar, se ha informado que las comunidades aledañas al proyecto aprobaron el Estudio de Impacto Ambiental hace un año, a través de audiencias públicas; pero no se ha explicado que la aprobación de un EIA es un asunto altamente técnico, no se ha dado a conocer que la resolución directoral que aprobaba el EIA fue firmado por una asesora y no por el director titular, tampoco se ha dicho que esa resolución manifiesta que el estudio hidrogeológico será presentado recién en el 2013.

Es interesante, saber que el proyecto generará 5000 mil puestos de empleo, pero quisiéramos que se diga cuántos de estos trabajadores serán cajamarquinos, cuál será su nivel salarial y cuál el número de micro empresas cajamarquinas con las que realizarán transacciones comerciales. Valga la oportunidad para exhortar que no sigan cometiendo el absurdo de la publicidad minera que dice: “La minería nos ha traído progreso, a mi me ha dado trabajo, gracias a la mina mi esposa vende menú y yo puedo parchar llantas”. Esperemos que un despropósito como éste, nunca más sea propalado por las cadenas radiales nacionales, y no vuelva a ser escuchado en nuestra patria soberana. Los peruanos nos merecemos respeto y más aún en nuestro propio suelo.

La violencia acecha en la Región Cajamarca. Los pobladores de sus trece provincias están a la expectativa y vigilantes, es que su suelo ha sido concesionado prácticamente desde Cajabamba hasta San Ignacio. Las cabeceras de cuenca se han convertido en el gran botín de la codicia, que imbuida en el poder del dinero actúa con prepotencia, llegando incluso a jaquear al gobierno nacional, so pretexto de respetar la inversión privada.

Es el momento de invocar a la Justicia, para que en su imperio se imponga la verdad. Que se imponga la luz sobre la oscuridad. Que la codicia no nos arrebate las maravillas con que la divina naturaleza nos ha prodigado. Que nos de la fuerza, la valentía y la templanza para seguir adelante. Que nos ayude a vencer la indiferencia y eliminar la ignorancia.

El viento en las alturas sigue agitando las aguas de las lagunas, las mismas que en sus oleadas besan la tierra y claman ayuda. La agitación genera una hermosa pero melancólica melodía. Si abres tú corazón te volverás parte de ellas y podrás escuchar su canto. Ellas generan vida, son nuestro presente y nuestro futuro, no las cedamos a la codicia. Y recuerda: “La vida es un tesoro y vale más que el oro”.






* Congresista de la República

Región Cajamarca: Entre la codicia, la indiferencia y la ignorancia


Por: Mesías Guevara Amasifuen*

Son las cinco de la mañana. El sol se va abriendo paso, poco a poco, en el cielo cajamarquino. La histórica ciudad aún duerme. Uno a uno vamos llegando al punto de encuentro, para luego partir a nuestro destino, que es recorrer el santuario de las lagunas cajamarquinas, lugar donde además se realizará el proyecto Minas Conga, cuyos socios son: Compañía de Minas Buenaventura (CMB), Newmont Mining Corporation (Newmont) y la Corporación Financiera Internacional (IFC).

Partimos de Cajamarca, pasamos por Otuzco, allí divisamos las ventanillas del antiguo cementerio pre inca. Al pasar por Combayo nos detenemos para ver otro complejo sepulcral marcado en el cerro. La vieja muerte quedó en el camino.
Llegamos a la laguna San Nicolás, donde se ha establecido el asiento del campamento minero. En el lugar hay una garita que controla el paso de los ciudadanos, allí nos piden nuestros DNIs. Después de hacer consultas con su superior, el vigilante nos deja pasar. Una camioneta nos escolta, un letrero nos advierte que estamos en “propiedad privada”. Luego se suman otras camionetas para convertirnos en un convoy. Nos avisan que un gerente de operaciones nos quiere acompañar, les decimos que está bien pero que nos de alcance porque nuestra travesía es larga, es que también queremos estar en Sorochuco.
En efecto, seguimos nuestro camino. La belleza es sin igual, la laguna Chailhuagón es la que nos da la bienvenida, curiosamente de ella sale un vapor que misteriosamente se eleva y juguetea, para luego desaparecer. Mientras sus aguas cristalinas juguetean dando un pequeño murmullo. A lo lejos divisamos los bofedales, son los colchones acuíferos importantísimos e indispensables para cosechar el agua.
Cruzamos un pequeño puente y llegamos a la laguna El Perol. Me inclino ante ella y le expreso mi saludo, toco sus aguas cristalinas que son fuente de vida. Una pequeña brisa me golpea la cara y sacude mi cabello, el viejo Perol está molesto, preocupado y pide ayuda para detener su triste destino ¡va a desaparecer!.
A pocos minutos nos encontramos con la Laguna Azul, me acerco a su manantial y bebo su agua cristalina, es dulce. Mis ojos se quedan hechizados ante su hermosura, sus aguas son movidas por el viento, un ave la sobrevuela.
Nos preguntaron si nos retirábamos de la “propiedad privada”, les dijimos que antes de marcharnos nos íbamos a la laguna Mamacocha, y así fue. En el trayecto vimos de cerca los bofedales, en ellos se nota las huellas de la maquinaria pesada que transita indolente, abriendo heridas y siendo el principio del fin. Una roca trabajada por el tiempo y el viento atrae a mi atención, tiene la forma de un cocodrilo descansando, al bajar la mirada me encuentro con la laguna, converso con algunos comuneros que están en plena faena, algunos están arreglando sus viviendas y otros revisando y alimentando sus truchas. Una vez más mi corazón y mi mente se quedan impresionados por la obra de la divina naturaleza. Repito mi rito, me inclino y saludo a la hermosa laguna.
El tiempo nos quedó corto para ir a Alforjacocha, Laguna Mala y Laguna Chica, hermosas lagunas que espero verlas y saludarlas por siempre.
El proyecto trasvasará las aguas de las lagunas Mala, Chica, Azul y Perol. En reemplazo de las lagunas ofrecen la construcción de cuatro reservorios. También se dispondrá de la laguna Chailhuagón. Estas lagunas contienen aproximadamente 2'600,000 m3 de agua. Existe oro, cobre y plata. El consumo de agua y energía de este proyecto es descomunal.

Empezamos nuestro retorno por el caserío Agua Blanca. Un amigo nos invita a visitar su piscigranja, pesca algunas truchas, las cuales degustamos con arroz y arvejas celendinas. Llegamos a Sorochuco, hermoso distrito de gente noble. Pisamos su plaza de armas, preguntamos por el alcalde, no tenemos la suerte de encontrarlo. Curiosamente una persona con actitud provocadora nos toma fotografías, se acerca a nuestras camionetas y hace lo mismo, nosotros lo ignoramos, no caemos en la provocación.
Después de nuestra corta estadía, continuamos nuestro viaje. El paisaje es hermoso bello y espectacular. El suelo de la Región Cajamarca, es uno de las más bellos y ricos del Perú, su riqueza está en su historia, su gente y sus recursos naturales.
Se pretende desaparecer, en pocos años, parte de esa riqueza natural que son sus lagunas, construidas por la naturaleza en miles de años. La codicia por el oro hace perder la perspectiva y la noción del tiempo, la codicia por el oro procura comprar conciencias, patrocina la corrupción. La codicia antepone el interés personal o de grupo, al interés de la nación y a la vida misma. El señor. García, a pocos días de dejar el gobierno, a través del ANA autorizó el uso de las aguas. Aprobó el Estudio de Impacto Ambiental con sospechas técnicas y éticas, el estudio carece de un estudio hidrogeológico. La codicia trae soberbia y prepotencia. Se cree que soltar unas cuantas monedas es suficiente para consolidar estos proyectos. Al gobierno del señor García no le importó que el proyecto esté ubicado en cabecera de cuenca de las provincias de Cajamarca-Celendín y Hualgayoc. A él no le interesó el futuro de los ríos Jadibamba, Chirimayo, Chugurmayo, Punre y Rejo, afluentes del Sendamal (Celendín), Chaullagón, afluente del Chonta (Cajamarca) y el Quengorío, afluente del Llaucano (Bambamarca). No le pareció importante que en el lugar se ubiquen más de 20 lagunas y que exista un complejo de humedales circundantes inmediatos a dichas lagunas. Sí le apasionó que el proyecto tenga una inversión de 4800 millones de dólares, los mismos que serán recuperados en 30 meses, mientras que la operación durará 19 años.

Por otro lado está la indiferencia de las autoridades municipales, regionales y nacionales. Además, está la indiferencia de los líderes de opinión que saben lo que está pasando pero no dicen nada al respecto. Se le ha notificado al Ministro del ambiente y al Ministro de energía y Minas, se les ha solicitado que nos expliquen el Estudio de Impacto Ambiental. En su momento, la autoridad nacional desconoció la Zonificación ecológica, la ordenanza municipal y regional. La ley general del ambiente le pareció insignificante.

El pueblo ignora la belleza del santuario de lagunas y del impacto negativo que tendría su explotación. El agua escasea y escaseará cada vez más. Seguramente muchos ojos de agua y algunas cataratas se perderán. Eso lo ignora el pueblo, por eso no actúa, por eso no dice nada.
La codicia, la indiferencia y la ignorancia campean en el Perú y en especial en mi Región Cajamarca. Esta triple alianza ensombrecerá nuestro futuro, generará violencia, atraerá a la nueva muerte. Es urgente el imperio de la transparencia, de los tratos claros, del respeto mutuo y de la verdad. Es indispensable que tomemos conciencia sobre el futuro de nuestra gente, que tengamos en cuenta el medio ambiente como una filosofía de vida y no como gesto político y mediático. Es necesario que recordemos que los hombres y mujeres somos parte de la naturaleza, por lo que no debemos actuar en contra de ella. Hay que entender la inversión como un medio y no asumirla como un fin. Evitemos que la voracidad del capital nos oriente por el camino de la destrucción y de la muerte. Seamos sensibles y sensatos, defendamos la vida, defendiendo nuestras lagunas.

(*) Congresista de la República