miércoles, 23 de junio de 2010

La arenga del viejo Pancho López

Por: Mesias Guevara Amasifuen

La tierra se cultiva con amor, se la abona y se la riega con aguas que generosamente nos dan los ríos, los pozos y las lluvias. Lo que hacen nuestros hermanos y hermanas en Uña de Gato (Shumba- Jaén), no es la excepción. Allí se siembra maíz, yuca, plátanos y uno que otro papayo. Crece el pasto en la inverna para alimentar al ganado. Al frente está el aeropuerto de Shumba, cuya pista permanece a la espera de que en ella aterricen los aviones comerciales. Allí, la carencia de agua es dramática, los propietarios están a merced de las lluvias. El éxito de la siembra depende de las aguas que provienen del cielo.

En su oportunidad, la comunidad se reunió de manera voluntaria para planificar el esfuerzo de conducir el agua a través de unas tuberías, que se reparten hacia los predios de todos los propietarios empeñados en calmar la sed de sus tierras y la de sus animales. Pero esta medida no resultó suficiente. Para intentar encontrar la solución al problema que referimos, don Panchito López, un viejo y sabio vecino, convocó a la comunidad para tener una reunión de trabajo, la misma que se llevaría a cabo al final de la jornada diaria.

El punto de encuentro, es el patio de su casa. Su patio es un pampillo de cemento, en el que, para la ocasión, se ha puesto pequeños troncos de madera, que serán utilizados como asientos. Como en el lugar no hay energía eléctrica, varios mecheros ubicados en los extremos del pampillo han sido encendidos. De los mecheros, junto a sus llamas se desprende humo negro, que misteriosamente se pierde en el cielo.

La noche se va imponiendo, un manto negro cubre el ambiente, envolviéndolo en la oscuridad. Los invitados uno a uno van llegando, entre ellos están don Gilberto muñoz, Juan Delgado, Ernesto Soto, Genaro Pérez. Genaro es el más joven de todos los presentes, él, ha ido en representación de don Isaías Pérez, su padre. Genaro para orgullo de su familia y en especial de su padre, se acaba de graduar como ingeniero agrónomo, según dicen, es el primer profesional de su familia.

Todos se han sentado en círculo. Don Panchito, preside la reunión. Los presentes le guardan un gran respeto, se diría que su palabra es ley. En orden y bajo la estricta vigilancia de don Panchito, uno tras otro, dan su opinión, sobre cómo incrementar el caudal del agua. Don Gilberto dice: -Tenemos que ir más arriba buscando mayor caudal y mayor pendiente. Todos están de acuerdo, salvo Genaro que manifiesta su discrepancia diciendo: -Pero cómo lo vamos a financiar, además, quién asegura que más arriba el caudal sea mayor y sobre todo su permanencia. Al escucharlo, Ernesto dice: -Genaro tú no pareces ingeniero, hablas con pesimismo. No estoy de acuerdo contigo y sobre todo con tu actitud, ¿Qué te han enseñado en la universidad?

Genaro, empujado por su vehemencia, intenta contestarle con violencia. Pero inmediatamente interviene don Panchito, poniendo orden. ¡Basta, dejen de pelear!, les impele. Al mismo tiempo que lleva a su boca un cigarrillo envuelto en papel despacho, hecho por el mismo, con el tabaco que lleva en un lado de su cinto, el mismo que es cortado por un puñal de cacha plateada que porta al otro lado de la faja de cuero. Aspira una bocanada de humo, la punta del cigarro se vuelve un rojo intenso que brilla en la oscuridad de la noche. Luego exhala el humo, que se eleva sobre su cabeza de cabellos canos. Su baja estatura, no es proporcional a su voz, que por cierto es fuerte, ronca y ruidosa.

Don Panchito continúa diciendo: -Es increíble que no podamos ponernos de acuerdo en esta pequeña obra, ¿cómo han podido olvidar, lo que hicieron nuestros antepasados, cuando de muy lejos llegaron a estas tierras?. Mientras habla, dirige su mirada a Genaro. Y prosigue su relato: -A inicios del siglo veinte, Jaén y toda esta zona era inhóspita, las enfermedades eran comunes, aquí reinaba el paludismo, la uta (el mal grano) que marcaba la piel de nuestra gente. Permanentemente se recibía la visita de una fiera o de una víbora. Para ir a la costa utilizábamos varios caminos de herradura, entre ellos está, el que partíamos por las alturas de Colasay, Pucará, Ingatambo, mal paso, quebrada yerna, luego se cruzaba la montaña, saliendo por las cuevas, donde se dormía a campo abierto, de allí pasábamos por Santa Lucía, Espino, hasta llegar a Motupe, hasta allí llevábamos nuestro aguardiente, café y manteca de cerdo. De regreso traíamos, fideos, medicina, Sal, peje salado, aceite de olivo, un vermouth y ropa para nuestra gente. A nuestro regreso nos recibían con fiesta, porque era una hazaña, cruzar con vida la montaña que además de las fieras estaba infestada de bandoleros. A Jaén enviaban a los policías como castigo y miren ahora en lo que se ha convertido. Historia similar ocurre con San Ignacio, Chota, Cutervo, Hualgayoc, Santa Cruz, Contumazá, Celendín, San Pablo, Cajamarca, San Miguel, Cajabamba y San Marcos. En toda la Región Cajamarca, hay ejemplos de valentía y valor, dignos de imitar, donde hombres y mujeres de todos los tiempos, han puesto el pecho y su inteligencia para afrontar con éxito la adversidad. Los antiguos peruanos nos han dejado diversas manifestaciones de su existencia. Asimismo, muchos héroes ofrendaron su vida defendiendo la soberanía nacional. Poetas, escultores, escritores y grandes profesionales han destacado y destacan a nivel nacional e internacional.

Y continuó diciendo casi en sentida oración: - Es en Cajamarca donde se dio el encuentro compulsivo de dos culturas: la española y la incaica; es en nuestra tierra donde el grito de la libertad se exclamó por vez primera, es en nuestra tierra donde siempre se encuentra a un peruano que está dispuesto a ofrendar su vida, por la libertad y la justicia. Es en nuestra tierra en donde cantamos con alegría, donde nuestro espíritu poético nos hace decir hermosas coplas cuyos versos al alma engalanan. Es en nuestra tierra donde nuestros hermanos campesinos a pesar del infortunio trabajan la tierra con amor. Es en nuestra tierra donde nuestros artesanos transforman la piedra en hermosas expresiones humanas. Es en nuestra tierra donde bailamos al ritmo de nuestras quenas y de nuestro redoblante. Es en nuestra tierra donde usamos poncho y sombrero de fina palma, ambas, son hechas por las finas y mágicas manos de nuestras hermosas y recias mujeres. Es en nuestra tierra donde se cultivan hombres y mujeres con espíritu guerrero, creativo e innovador. Es en nuestra tierra donde rendimos culto al Dios de Abraham y agradecemos con fervor y pasión a la madre tierra.


Don panchito, por un instante detiene su arenga, se pone de pie e ingresa a su choza, mientras tanto los demás se han quedado pasmados por lo que han escuchado, y cabizbajos se ponen a murmurar, mas a lo lejos se escucha a una lechuza, volar. Juan Delgado, manifiesta es la cuda, alguien va a morir. Todos se miran en silencio, con el cuerpo adormecido por él miedo. El murmullo se detiene, don Panchito ha regresado y en su mano trae un viejo libro, empastado con un cuero muy bien cuidado. Se para delante de Genaro y le entrega el libro, diciéndole: Como eres el más joven de la reunión te hago entrega de esta obra intitulada “Cajamarca, un hermoso y noble desafío”, en el cual vas a encontrar propuestas de desarrollo, que buscan solucionar los problemas que tanto nos aquejan y lo más importante, y algo que muchos hombres y mujeres han perdido: Amor, fe, paz y esperanza. Allí también hallarás páginas en blanco, para que las puedas llenar con tus propuestas de desarrollo, sueños e ideales; es más, no hay espacio para el pesimismo, lo cual no quiere decir, que dejes de lado la triste realidad que debes afrontar. Llévalo siempre contigo y cuando llegues a mi edad, busca a un joven virtuoso y educado como tú, encuéntralo y luego entrégale el Libro.

Este libro, cuyas hojas son de color azul en representación de la pureza, espiritualidad, inteligencia y el conocimiento; ha sido escrito por mujeres y hombres libres y de buenas costumbres, en cuyos corazones late la buena voluntad y tienen como guías a virtudes como la solidaridad y justicia, las mismas que a entender de los sabios son consideradas las más elevadas del género humano. Se inspira en las tradiciones del Perú antiguo, trayendo para nosotros la tradición hidráulica, la tradición vial, la tradición planificadora y la cooperación popular.

Cajamarca tiene un territorio agreste, por lo que resulta necesario que nos formemos una conciencia geográfica, para poder humanizarlo, consolidando lo que llamamos las C´s del desarrollo, los mismos que son: Caminos, Canales, Casas, Cables, Colegios, Camas clínicas, Ciencia y Tecnología, Conocimiento, Comunicaciones, Crédito, Conciencia ecológica., los cuales nos permitirán alcanzar la C de Competitividad.

La filosofía que orienta el libro es la voluntarista en contraposición de la determinista. Pues al igual que los antiguos peruanos no creemos en un destino determinado, por el contrario, estamos seguros de poder moldearlo a nuestra manera. Y lo haremos inspirados en los nobles ideales que les he comentado. También es necesario que conozcas las herramientas modernas de gestión como la Prospectiva, Benchmarking, stakeholders (grupos de intereses), sistemas de información, la lógica dominante, desarrollo y despliegue de estrategias, administración estratégica de recursos humanos, marketing, desarrollo tecnológico, proyectos de inversión, finanzas, trabajo en equipo, entre otros. Ellos te servirán para desarrollar el pensamiento estratégico, el cual te orientará a guiar a tu pueblo hacia el desarrollo integral, y sobre todo a tomar decisiones eficientes y eficaces.

Antes que me olvide permíteme darte la siguiente recomendación: analiza permanentemente tu entorno, sé productivo, investiga nuevos campos de actividad, desarrolla estrategias de largo plazo, consolida el trabajo en equipo, busca estar en permanente comunicación con la gente. Ten una mente abierta y flexible, sé optimista, entusiasta y proactivo. Sé humilde y de manera constante prepárate en el plano académico, cultural y espiritual, jamás dejes de estudiar. Recuerda siempre el mandato imperativo que Sócrates, nos dejó: Conócete a ti mismo. También ten presente el Sermón de la Montaña, del maestro Jesús, que inmortaliza un mensaje de Justicia y esperanza. No olvides que el principio antropocéntrico, manifiesta: “Hombre es autor centro y fin de toda la vida social y económica”. Terminó diciendo don Panchito.

La charla había sido larga, incluso sin darse cuenta ya estaba amaneciendo, incluso los rayos del sol empezaban a rayar el alba, el canto de un gallo da la señal de un nuevo amanecer. Las avecillas empiezan a trinar entonando el himno de la alegría, recordando la creación. Empiezan a despedirse, cada uno se marcha a sus casas para seguir sus labores cotidianas.

Genaro y don Gilberto, se marchan juntos, sus casas están cerca. En el trayecto, Genaro empieza la charla, preguntándole a don Gilberto: - ¿Quién es don Panchito?, ¿Por qué sabe tanto? Don Gilberto, le responde: - Don Panchito es una persona mayor, debe tener noventa y cuatro años. Cuando yo vine a esta tierra, él ya estaba viviendo aquí, él ha estado en muchas ciudades del Perú y del mundo, por eso conoce mucho. Ha estado en contacto permanente con la naturaleza, tiene muchos amigos importantes que lo aprecian y permanentemente le están apoyando. Es un hombre con muchos conocimientos que ha adquirido a través de los libros y de la vida. Genaro, llega a su casa muy cansado duerme un rato, luego se levanta se asea y empieza la jornada. Durante todo el día su cabeza estaba en lo que había sucedido en la noche anterior y en el libro que el anciano le había entregado. Ese día fue largo. Al finalizar la jornada llegó a su casa y directamente fue a su habitación en busca del libro, el cual lo abrió encontrando un manuscrito que en sus letras estaban los lineamientos de un plan estratégico de desarrollo regional.

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