Por: Mesias Guevara
Amasifuen
El objetivo fundamental que debe tener el sistema nacional
electoral, es permitir que los hombres y mujeres de bien,
sin distingo de raza, de credo o condición social y económica
participen activamente en Política. Y así mismo debe garantizar que los mejores
ciudadanos a través de elecciones limpias y transparentes lleguen a los cargos
públicos.
En la actualidad para llegar a ser Congresista de la República, se tiene
que pasar por diferentes vallas. La primera es que el partido político por el
cual se postula, debe pasar la valla electoral de 5%
o alcanzar 6 congresistas a nivel nacional. La
segunda es que en la Región donde estamos postulando, debemos alcanzar la cifra
repartidora. La tercera que es mas interno a las organizaciones se refiere al
voto preferencial, es decir ganará el que obtenga el mayor número de votos
preferenciales.
La permanencia del voto preferencial se ha convertido en el
centro del debate de la reforma electoral. La presión mediática por desaparecer
este mecanismo se hace notar a través de diversos artículos de opinión y
propuestas legislativas que se han presentado en el
Congreso.
Entre los diversos argumentos que se han emitido en contra del voto
preferencial encontramos los siguientes: - Al interior de las listas
parlamentarias genera “luchas fratricidas”, -El Congresista electo se siente
dueño del curul, entre otros.
Los que argumentan a favor del voto preferencial manifiestan que: - Es el
único mecanismo electoral que permite elegir a nuestros congresistas de manera
democrática.
Ambos argumentos deben llevarnos a tener una profunda reflexión al
respecto. En lo personal considero que mientras no haya una garantía de un
proceso electoral intra partidario transparente e imparcial, definitivamente el
voto preferencial debe permanecer porque constituye un mecanismo democrático. En
mi concepto a diferencia de los que proponen eliminarlo, considero
que debemos corregirlo y mejorarlo. Otro aspecto importante a tener en cuenta es
que ante una eventual alianza electoral, nos da la flexibilidad al momento de
construir las listas parlamentarias.
El argumento que el Congresista electo a través del voto preferencial se
siente dueño del curul y no el partido, no es tan cierto. Eventualmente eso
ocurre en aquellos que no tienen militancia definida y activa, por
lo tanto no responden a ninguna organización partidaria.
Ocurriendo todo lo contrario en los que militan activamente en algún partido
político, ellos coordinan estrechamente con su
organización.
La eliminación del voto preferencial favorece a los partidos políticos
que tienen candidatos presidenciales locomotoras, ya que ellos son los que
logran hacer ingresar a los candidatos congresales bajo una
estrategia de Pull. Mientras que los partidos políticos que no tienen candidatos
presidenciales locomotoras, tienen que hacer una estrategia Push- pull, es decir
que el trabajo proselitista tiene que hacerse de arriba hacia abajo y de abajo
hacia arriba. El candidato presidencial tiene que apoyar a sus listas
congresales y los candidatos al congreso tienen que presionar en su jurisdicción
para que su candidato presidencial obtenga un buen resultado, el esfuerzo es
compartido para alcanzar la valla electoral y por ende la cifra
repartidora. Si se elimina el voto preferencial, solo trabajarán
los que encabecen las listas parlamentarias, los demás se sentirán sin
oportunidad y por lo tanto no trabajarán, pudiendo ocurrir que el candidato
congresal obtenga una buena cantidad de votos pero
que no alcance la cifra repartidora. Esto perjudica a la plancha presidencial y
a la lista parlamentaria.
Sin embargo, no podemos negar que el mecanismo del voto preferencial debe
ser mejorado y actualizado, al respecto propongo lo siguiente: - Que exista un
control efectivo sobre el gasto de campaña, hay candidatos que abusan de la
propaganda electoral, - La preferencia solo debe ser por uno y no por dos como
es ahora, - Que presenten propuestas de trabajo y que luego las cumplan, -
Consolidar el pacto ético electoral.
La consolidación de nuestra democracia y la participación plena de la
ciudadanía en general es urgente, en especial de los jóvenes y de las mujeres.
Acción Popular siempre ha reconocido la labor partidaria de los militantes, pero es al influjo de una organización débil cuando por "motivos electorales" muchos son pospuestos por otros que tienen mayor capacidad económica, y estos casos son frecuentes cuando la militancia del Partido no participa permanentemente en política, entonces se convierte en un partido electorero, del momento que le toca participar electoralmente, y no en el día a día que le corresponde realizar a una organización política. Lo más conveniente es que los candidatos participen desde arriba y desde abajo controlando los gastos para que no sean desproporcionados. Para salvar lo del voto preferencial por el momento, es lograr, desde ahora, la mayor participación activa de jóvenes y mujeres en la política y no esperar las "epocas electorales".
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