Por: (*) Mesias Guevara
Amasifuen
Cierto sector del país,
muestra con orgullo las cifras macroeconómicas que dan cuenta del crecimiento
económico. La política económica se fundamenta en las políticas
macroeconómicas, sectoriales y sociales. La estabilidad macroeconómica, junto a
la institucionalidad y a la tecnología, sustentan la competitividad de un país.
Sin embargo, socialmente
encontramos una situación sumamente difícil y agresiva, caracterizado
fundamentalmente por la pobreza y la inequidad.
Ambos quiebran la paz y la
armonía social, fomentan la exclusión social de millones de peruanos, quienes
no están en capacidad de responder a las tendencias mundiales como la
globalización y el paso hacia la sociedad del conocimiento. La distancia de las
clases sociales se está incrementando, prueba de ello es que la brecha salarial
se está acentuando. Hay millones de peruanos cuyo salario diario es menor o de
dos dólares, y otros que ni si quiera llegan a un dólar. La discriminación
social actual, nos enrostra una sociedad con rasgos coloniales.
Campea la corrupción.
Trayendo como consecuencia que el gobierno este concesionando y repartiendo los
recursos naturales sin respetar las reservas de los parques nacionales,
patrimonio histórico cultural, sin tener en cuenta la opinión de la ciudadanía,
en especial de los pueblos originarios. En muchas jurisdicciones la actividad
minera y de hidrocarburos, no están respetando las normas del medio ambiente. Definitivamente
se está gobernando de espaldas a la realidad, las provincias cada día están más
empobrecidas, sus pobladores no tienen capacidad de compra. No cuentan con la
infraestructura necesaria para poder emprender un camino de desarrollo y que
sea sostenible.
Hay quienes tienen el
concepto equivocado de desarrollo, consideran que el incremento de modernos
centros comerciales, es sinónimo de modernidad. Cuando en realidad estos solo
son intermediarios financieros, quienes además tienen plena libertad para
cobrar la tasa de interés que más les plazca, bajo el pretexto que hay libertad
de mercado.
Nuestra economía en realidad
se sustenta en el precio internacional de nuestros minerales fundamentalmente
oro, cobre y plata. Nos hemos reducido a ser simples fuentes de materias
primas, y sin la mínima intención de darle un valor agregado, que nos permita
desarrollar una industria y generar empleo.
Además de ello podemos
afirmar que no tenemos una política que nos permita alcanzar la competitividad,
entendida esta como el camino para alcanzar el desarrollo económico cuyo
beneficio sea para todos los peruanos, no como ahora que solo alcanza a una
minoría. El soporte tecnológico, también brilla por su ausencia, la balanza
comercial de conocimiento es deficitario, nuestras importaciones de bienes de
capital son muy superiores a nuestras exportaciones, trayendo consigo que
subsidiemos la investigación y desarrollo de investigadores extranjeros, así
como la consecuente fuga de divisas. Esta situación también desnuda nuestro
pésimo sistema educativo a nivel básico y superior, que además de carecer de
infraestructura no está articulado a un sistema productivo nacional. La
política energética carece de una visión estratégica.
Definitivamente la escena
contemporánea que nos toca vivir es incierta. Esta constituye un verdadero
desafío, para nuestra inteligencia y para nuestro espíritu, que en definitiva
tiene que ser voluntarista, que considere que nuestro destino no está
determinado.
¿Qué camino seguir?
En primer lugar, tenemos
sintonizar y comprender las grandes necesidades del pueblo y sobre ella
realizar las diferentes propuestas que busquen elevar el nivel de vida de todos
los peruanos. Tenemos que entender el contexto internacional, respetar el
compromiso que hemos adquirido al firmar los objetivos del milenio para superar
la inequidad y el subdesarrollo. Por otro lado están las políticas de Estado
del Acuerdo Nacional. Es importante lograr la institucionalidad para afianzar
la gobernabilidad,
respetando las normas con el
objetivo de generar un clima de paz y seguridad. Tenemos que desarrollar la
competitividad, buscando la transformación económica, modernizando y
consolidando nuestro soporte tecnológico, que logre la transformación de
nuestra industria. La ciencia y la tecnología debe consolidar la generación de
conocimiento, no solo a nivel académico sino también productivo. A nuestras
actividades económicas hay que darle valor añadido. El uso de la tecnología información
y comunicación tiene que ser intensivo, para disminuir la brecha digital. En
esto tiene mucho que ver la reforma del estado y la descentralización, aspectos
fundamentales que tienen que ser abordados con seriedad y con visión de futuro,
para ello hay que actuar como estadistas.
Las cadenas productivas
deben orientarse de tal manera que sirva para consolidar a las pymes, para ello
el Estado debe permitirles el acceso al crédito, a la tecnología, en la
búsqueda de mercados y capacitación permanente.
Es necesario lograr la
inclusión social de millones de peruanos que no tienen acceso a los servicios
básicos como la salud, educación, saneamiento y vivienda. Es necesario lograr
el mecanismo para generar empleo digno respetando el derecho de los
trabajadores. Es urgente interesarnos y comprometernos con los intereses del
pueblo, pero sin demagogia.
No olvidemos que nuestro
territorio geográficamente esta preñado de dificultades, los antiguos peruanos
nos enseñaron a dominarlo, para ello debemos restaurar la tradición vial, la
tradición hidráulica, la tradición planificadora y la ayuda mutua. La ocupación
territorial debe ser respetando el medio ambiente, afirmando un ordenamiento
territorial. La conciencia geográfica tiene que ir acompañado de la conciencia
ecológica. Es necesario que sigamos en el empeño de articular e integrar a los
pueblos del Perú. Así como, en el aumento de la frontera agrícola,
lamentablemente solo el 4.27% del territorio nacional están aptas para la
agricultura, nuestro futuro es seguir siendo “constructores de tierras”.
Para consolidar nuestra
sociedad y el capital social, tenemos que lograr la afirmación de la identidad
nacional, que nos permita afrontar con éxito la globalización y la trans
culturalización, que esta agresivamente nos impone.
Del Perú antiguo debemos
revalorar la trilogía andina: Honestidad, veracidad y laboriosidad. La
consolidación de la Identidad Nacional, debe ser soporte de nuestro autoestima.
Es muy cierto que el camino
a seguir es duro, nos impone un hermoso y noble desafío, que es el construir
una patria justa, libre y solidaria. Donde los peruanos podamos vivir en paz y
en armonía.
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